martes, 27 de julio de 2010

Los Reclamos de la conciencia



Los reclamos de la conciencia

Gen 42:21-28 Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre… ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?


Nuestra reflexión:


Siempre llega el momento en que los pecados del pasado nos pasan la cuenta, los hermanos de José quienes lo habían maltratado de manera muy cruel, sabían perfectamente bien en su interior que habían obrado mal, y no importa cuánto tiempo había pasado o cuantos razonamientos se hayan presentado a sí mismos para justificar su mala conducta, la implacable obra de la conciencia les seguía susurrando que semejante maldad no podía quedar impune.

Aún Rubén quien había librado de la muerte al Jovencito, sabía que debía haber actuado con más energía y evitado la mala actuación de los demás.

La palabra de Dios nos dice que Dios es un Dios misericordioso, pero en el mismo pasaje nos informa que no tendrá por inocente al culpable.

Todo es visto por Dios y el nos ha dejado el don de la conciencia para hablarnos a nuestro interior y guiarnos al arrepentimiento y a la conversión, mal hace quien acalla su conciencia ignorando sus reclamos.

Mejor es que humillemos nuestros duros corazones, quebrantándolos y pidiendo perdón prontamente. No sea que nuestras maldades nos alcancen y no haya más remedio.

Si la conciencia te acusa, no la Ignores, actúa prontamente y limpia tu pecado con el único recurso disponible a los hombres para ese fin. Recurre al cordero de Dios que vino a quitar los pecados del mundo, lava tu manchada conciencia en la sangre de Jesucristo.


Para la acción:

Sé de conciencia sensible, la conciencia es el alarma del alma, nos avisa que hay peligro de perecer. Cuida de no endurecer tu corazón y no permitas que se cauterice tu conciencia.

· El pecado se limpia con confesión, arrepentimiento, restitución y conversión. Si está manchada tu conciencia, haz todo lo necesario para limpiarla.

· Si has ofendido, ve pronto y pide perdón, no solo lo pienses, ve y hazlo.


Oración:


Espíritu de Dios, visítanos y escudriña nuestros corazones, despierta nuestra conciencia para que funcione como debe, que vuelva a ser un instrumento sensible que me impida apartarme de ti, que detenga mi mano de pecar. Amen